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     Aún conservo mi primera cámara. Zenit, se llama y era de segunda mano. Sentía mucha curiosidad por  el mundo de la fotografía y con esta cámara hice un cursillo de fotografía, que se impartía a través de I.N.I.C.E. Era el año 1983, ¡hace una montón de años!

     Fascinado por este arte no he dejado de hacer fotografías desde entonces. Primero revelando con químicos y actualmente con las nuevas posibilidades que ofrece la fotografia y el "revelado digital". Curioso, inquieto, autodidacta he seguido aprendiendo cada día un poco más.

    Con una cámara se puede hacer algo más que buenas fotos, más que plasmar simples instantáneas, se puede entrar en la intimidad de las cosas, en el vivir de las personas. En definitiva, la finalidad no sólo es capturar ese instante, sino transmitir emociones, un dulce recuerdo cada vez que es visto, hacer un momento imborrable, un valor en el tiempo.

    El amor por el arte, por el buen hacer y el trabajo bien realizado, la pasión por los detalles, la creatividad en el enfoque es lo que busco cuando disparo el botón y cuando proceso las imágenes capturadas.

    Crear obras que se ven, pero también parece que se escuchan, se huelen y se palpan, un conjunto de sensaciones que merece la pena experimentar y que quiero compartir.

    Actualmente resido con mi familia en Salamanca y sigo buscando emociones detrás del visor de la cámara.

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